El Hombre de Vitruvio, o Estudio de las proporciones ideales del cuerpo humano, es un famoso dibujo acompañado de notas anatómicas de Leonardo da Vinci realizado alrededor de 1490 en uno de sus diarios.

Algunos filósofos de la antigüedad como Platón creían que la “Geometría Sagrada” era el lenguaje del alma. Y mucho antes que éste, algunos otros como Pitágoras ya veían en las matemáticas una manera de llegar a Dios. El caso es que geometría y matemáticas están relacionadas entre sí. La primera es una parte importante de la segunda, ya que estudia las propiedades de las figuras en el plano o el espacio, mientras que las matemáticas no son una invención, propiamente dicha del hombre, sino que se trata de un lenguaje universal. El mismo que utiliza la naturaleza para expresarse, comunicarse y ordenar cada una de sus partes en el microcosmos y el macrocosmos (de un átomo a una galaxia, por ejemplo).

La Geometría Sagrada es pues la forma en la que el universo construye la realidad y todo cuanto existe en ella. Durante miles de años la geometría ha formado parte de muchas culturas de la humanidad; importantes civilizaciones como la mesopotámica, la egipcia o las precolombinas nos han dejado importantes ejemplos dentro de la arquitectura y el arte. El origen de la palabra geometría es griego y significa “medición de la Tierra”. Sin embargo, llamamos a esta “sagrada” porque podemos encontrar las mismas proporciones geométricas, ratios y medidas en la naturaleza, en todo lo que ha sido creado. En cualquier ser vivo hay patrones matemáticos que se repiten, en animales y plantas. Pero es que el mismo ser humano se rige por la proporción aurea. Aunque también hallamos Geometría Sagrada en el mundo mineral, en los cristales de cuarzo por ejemplo; incluso en una gota de agua. Es por ello que su trasfondo simbólico, mágico y espiritual se reproduzca en cualquier manifestación humana como es el arte, la arquitectura, la música o el lenguaje.

El universo es un complejísimo fractal donde desde lo más pequeño hasta lo más grande existe en armonía y proporción. Y la Geometría Sagrada es la huella esencial que nos permite reconocer su interrelación y el verdadero diseño de nuestra alma. Pero la Geometría Sagrada es también una pieza clave en nuestro desarrollo y una útil herramienta de transformación en el individuo. A partir de determinados códigos nuestra consciencia puede expandirse, de la misma forma en la que sumergirnos en el océano del inconsciente nos permite comprender nuestro pasado y presente. Además, la Geometría Sagrada nos puede ayudar a trascender y evolucionar conjuntamente como especie por la propia interdependencia de las causas que hacen de la realidad algo real.

La arquitectura es capaz de crear una forma de onda que interactúa con el campo cuántico, el espacio de las infinitas posibilidades en el que construimos nuestra propia realidad. Estos códigos son parte de ese lenguaje universal al que nuestro espíritu tiene acceso y aceleran nuestra evolución cuando se emplean de forma consciente. A partir de la observación, la contemplación meditativa, la exposición o proyección, y la construcción con estos códigos y medidas nuestra realidad cambia por completo. Nos reordena interiormente y nos ayuda a reconectarnos con el Todo, en términos de mayor coherencia, paz y confianza. Y nos permite fluir de una manera más segura y natural sin los conocimientos limitantes que han obstaculizado nuestro despertar. Esta nueva versión del creador consciente hará que nuestro cuerpo, mente y espíritu estén en perfecta armonía y que todo cuanto hagamos esté en sintonía con ello.